EL LÍDER Y LA ESCUCHA
¿Qué es la esucha activa?
La escucha activa es la disposición y la capacidad de escuchar y comprender lo que alguien está diciendo. La escucha activa permite:
Conocer la perspectiva de los demás.

Construir confianza, honestidad y respeto mutuo.

Sabemos que para que haya comunicación se necesita un intercambio de doble vía, en el que el diálogo fluya de manera auténtica, espontánea, no automática.

¿Qué es la escucha activa?
El concepto de Escucha Activa fue originalmente introducido por Carl Rogers como una habilidad del ser humano para escuchar de una manera “sensible”, con total conciencia del mensaje que expresa el individuo, haciendo un esfuerzo por captar su percepción lo más fidedignamente posible. (Kathryn).

Escuchar implica desarrollar nuestra empatía, siendo ésta la que nos permite comprender al otro desde su propia perspectiva o realidad.

Ser empático es más que ponernos en el lugar del otro, es “experimentar” su realidad a través de sus propios sentidos: ver a través de sus ojos, sentir a través de su piel, comprender a través de lo que resuena en su mente y en su corazón.


Según Rogers, “escuchar empáticamente no consiste sólo en escuchar y comprender el significado de las palabras pronunciadas por una persona; supone, además, entrar en su marco de referencia, ‘ponerse en su piel’”. Esto dará lugar a una verdadera efectividad de la escucha, reforzada en la empatía y la confianza, de tal manera que pueda haber un vínculo más profundo.

En sus investigaciones sobre la Inteligencia Emocional, Daniel Goleman identificó “el arte de saber escuchar” entre las principales habilidades de las personas con altos niveles de inteligencia emocional, que determina el manejo de las relaciones positivas.

La buena noticia es que, si no sabemos escuchar, podemos aprender a hacerlo, a través de la práctica constante… Al ser seres sociales, todo el tiempo estamos intercambiando mensajes con las personas que nos rodean, por lo que cada encuentro interpersonal se convierte en una oportunidad para poner en práctica la escucha.

OÍR
Se limita a la función básica que podemos realizar todos los seres vivos que contamos con el órgano auditivo, que tiene que ver con percibir los sonidos del entorno.

ESCUCHAR
Escuchar por su parte, requiere de una atención especial tanto con las personas que nos rodean como con nosotros mismos. Escuchar por su parte Significa “saber estar” en el momento presente, enfocando nuestra atención hacia fuera con la otra persona, pero también hacia dentro, sintiendo y siendo conscientes del impacto emocional que se genera de doble vía.
La Escucha Activa es
Enfocar nuestra atención hacia fuera con la otra persona

Hacia adentro, sintiendo y siendo conscientes del impacto emocional que se genera de doble vía.

ESCUCHA
ACTIVA
¡Saber
estar en el
momento
presente!.

Escucha activa, escucha bidireccional
Demanda no sólo atención plena, sino una respuesta verbal o no verbal, que le haga saber al otro que le estamos escuchando.

Significa hacer preguntas relevantes en función de lo que dijo, con el fin de asegurar que estamos comprendiendo el mensaje.

Significa hacer un gesto o un sonido que demuestre nuestro interés.

Significa no interrumpir para dar nuestra opinión.

Significa permanecer en silencio con nuestros cinco sentidos activos, enfocados y receptivos.
Significa hacer preguntas relevantes en función de lo que dijo, con el fin de asegurar que estamos comprendiendo el mensaje.
Significa hacer un gesto o un sonido que demuestre nuestro interés.
Significa no interrumpir para dar nuestra opinión.
Significa permanecer en silencio con nuestros cinco sentidos activos, enfocados y receptivos.

Escuchar activa y empáticamente no significa dar la razón al otro.
La idea es poder argumentar nuestra perspectiva, luego de haber comprendido el punto de vista de nuestro interlocutor y sin descalificarlo, desmerecerlo o juzgarlo, compartir nuestro criterio, si la situación lo amerita; no para cambiar su forma de ver las cosas, sino con el fin de expresar una respuesta auténtica que no necesariamente coincide con la suya.
También es elemental connotar que la escucha activa no es un canal para dar consejos o reprimendas. Si bien el objetivo es prestar la máxima atención a la persona que tenemos al frente, no quiere decir que le vamos a escuchar para decirle lo que debería o no debería hacer. El hecho de escuchar, a partir de la única y verdadera intención de comprender, nos acerca a la realidad del otro, puesto que implica una apertura de nuestros sentimientos y pensamientos, viviendo así la experiencia de una manera íntegra, manteniéndonos al margen de interferir o manipular la situación de acuerdo con nuestros intereses personales o ruido mental. Si consideramos que somos buenos comunicadores, pero no sabemos escuchar, no sólo nos estamos privando de recibir información y conocimientos, también corremos el riesgo de expresar en forma desacertada cosas que no le interesan a nuestro interlocutor.
Cuando hablamos de la escucha como una actitud, es una invitación para que también aprendamos a ejercitar una serie de valores y principios, como son:




Sesgos de la escucha

En este punto vale la pena tomar en cuenta que al momento de escuchar pueden presentarse ciertos sesgos que limitan o impiden que esta actitud se ponga en práctica.

Prejuicios
Los prejuicios, por ejemplo, nos limitan a escuchar verdaderamente, ya que impiden que veamos la realidad e interfieren en nuestra percepción con creencias preestablecidas. Si tenemos una idea preconcebida (o creencia) acerca de algo, por lo general, nos cerramos a todo aquello que contradiga nuestra idea.

Actitud en la escucha
En la actitud de la escucha también entran en juego nuestros propios sentimientos, pues independientemente de lo que transmita la persona con la que nos estamos comunicando, las emociones afloran y generan un efecto en nuestro interior y por eso debemos tener cuidado.

Respuestas impulsivas
No queremos ser reactivos con una respuesta impulsiva por lo que acabamos de escuchar; la intensión es darnos cuenta del sentir que el mensaje genera en nosotros y saber encaminarlo mediante la comprensión de que, si el efecto de la palabra del otro me conmovió, es algo que debo asumirlo como propio, evitando responsabilizar a la otra persona de lo que estoy sintiendo o evadiendo la sensación que se genera en mi interior por miedo a enfrentar lo que me corresponde.

Cuando damos esta importancia a la escucha, tomamos conciencia de que supone mucho más que una capacidad, ya que acaba siendo una ACTITUD ante las personas que nos rodean, con nosotros mismo y ante la vida en general. ESCUCHAR es una forma de estar presente ante los acontecimientos, que nos invita a dejar de ser espectadores para convertirnos en protagonistas de nuestra vida.
La escucha activa requiere un mayor grado de tiempo y paciencia que las formas tradicionales de El líder consciente es un oyente efectivo pues válida y hace preguntas aclaratorias y en ningún momento hace suposiciones. La escucha activa le abre la puerta a un liderazgo consciente y nos hace más accesibles y honestos.

La escucha activa es la gran aliada del líder consciente.

“El
liderazgo
de
hoy
en
día
se
basa
en
desaprender
conceptos
de
gestión
para
volver
a
aprender
a
ser
humano”.
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